Estoy enamorado de esta ciudad, y cuando amas a alguien, quieres saber todo acerca de ella. Quieres conocer todos sus secretos y descubrir todos sus rincones y recovecos. En esa suspensión espiritual que es el amor, te esfuerzas enormemente por embriagarte en todas esas sensaciones mágicas que tu amada emite hacia tí; por esos sonidos-gemidos que precisamente se hacen mas intensos y son mas bellos en los rincones mas ocultos e imperceptibles a simple vista, en los interiores, por que no decirlo en el margen, en la ladera, sin restarle con esto, importancia al centro, a la cara, que en su abarrotamiento y convulsión asfaltada, tiene su magia aparte, su encanto, su maquillaje, su humo, su tos...
Es por eso que voy recorriendo lenta y repetidamente a mi amada, tratando de disfrutar al máximo cada sensación, cada espectáculo y cada canción que me dirige. Entregandole mi vida en un coctel insano de una cantina; el polvo de mis huesos y de mi piel con cada paso en una callejuela; mi pasión, mi sudor y mis gemidos en un escenario al lado de mi amante declarada. Dandole en conclusión todo lo que soy en el mas tierno sentimiento enamorado, sin esperar nada a cambio pero recibiendo mas de lo que creo merecer; enredandome con ella en sus oscuros rincones amarillentos y recalentados por el alcohol...
lunes, mayo 28, 2007
NOCHE
Viernes, 19:55, la noche comienza y con ella ese olor indescriptible de la noche paceña en viernes, mucha gente busca refugio del paralizador frio en boliches y bares, para "calentar", las penas, las alegrias, etc y borrar del "disco duro" de la mente, toda la semana...y empezar otra recoleccción de desencuentros, ironías y frustraciones que serán borradas el siguiente viernes, y así, sucesivamente mientras la sobrevivencia, el hígado y la buena suerte de no ser asaltado o asesinado un viernes por la noche...paceña...continue...
noche paceña que no se diferencia mucho de la noche alteña, es casi la misma pero con mas frio, mas sabor a cumbia y mas olor a chola...
Hace unas semanas recién conocí la noche alteña, despues de una extraña sustancia llamada: "Licor de coca", que mas parecia jarabe para la tos...ingrese en esos laberintos infinitos de locales rebalsando música y borrachos...el olor indescriptible pero muy reconocido por mis sentidos, era muchisimo mas intenso y me sentí como el iniciado de la noche de saenz, que no puede desenvolverse en la noche sin el alcohol...por que si no hubiera sido por esas dos jarras de licor que me bebí yo solo, no hubiera tenido el coraje suficiente para caminar por sitios tan desconocidos e interesantes a la ves. Con borrachos que chocaban conmigo como perdidos en ese enorme espacio sin tiempo...con mi musa al telefono tratando de entender mis balbuceos versificados y diciendome con toda la paciencia del mundo que hablemos otro día...con el miedo al asalto y al golpe que apareció pese a la mentalización de seguridad repetida decenas de veces...con el poema escrito en papel violeta remojado en licor que derramé en un arranque de torpeza, con el décimo cigarro de la noche, con el alcohol intentando huir del cuerpo, con el frio, con la luz amarillenta tan alteña, tan ladera...me fasciné y enamoré de la noche...lo único que faltaría para que la noche de viernes o sábado en la paz o en el alto sea perfecta y no tan tétrica, sería la simple y llana compañia de élla...con élla no tendría miedo de meterme de lleno en la noche, en la oscuridad, en el vacio de un callejón, en el mar de borrachos de un local, entre botellas, acordes tropicales, perfume, cerveza, vómito, en fín, en conclusión: nada esta completo sin élla, ni siquiera la noche…
noche paceña que no se diferencia mucho de la noche alteña, es casi la misma pero con mas frio, mas sabor a cumbia y mas olor a chola...
Hace unas semanas recién conocí la noche alteña, despues de una extraña sustancia llamada: "Licor de coca", que mas parecia jarabe para la tos...ingrese en esos laberintos infinitos de locales rebalsando música y borrachos...el olor indescriptible pero muy reconocido por mis sentidos, era muchisimo mas intenso y me sentí como el iniciado de la noche de saenz, que no puede desenvolverse en la noche sin el alcohol...por que si no hubiera sido por esas dos jarras de licor que me bebí yo solo, no hubiera tenido el coraje suficiente para caminar por sitios tan desconocidos e interesantes a la ves. Con borrachos que chocaban conmigo como perdidos en ese enorme espacio sin tiempo...con mi musa al telefono tratando de entender mis balbuceos versificados y diciendome con toda la paciencia del mundo que hablemos otro día...con el miedo al asalto y al golpe que apareció pese a la mentalización de seguridad repetida decenas de veces...con el poema escrito en papel violeta remojado en licor que derramé en un arranque de torpeza, con el décimo cigarro de la noche, con el alcohol intentando huir del cuerpo, con el frio, con la luz amarillenta tan alteña, tan ladera...me fasciné y enamoré de la noche...lo único que faltaría para que la noche de viernes o sábado en la paz o en el alto sea perfecta y no tan tétrica, sería la simple y llana compañia de élla...con élla no tendría miedo de meterme de lleno en la noche, en la oscuridad, en el vacio de un callejón, en el mar de borrachos de un local, entre botellas, acordes tropicales, perfume, cerveza, vómito, en fín, en conclusión: nada esta completo sin élla, ni siquiera la noche…
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